31 de diciembre de 2009

Un año más...



Año nuevo, vida nueva.
Pero me parece que este año tampoco va a cambiar gran cosa. Todo seguirá como siempre, igual que ha ido en los últimos años.

Al empezar a cenar, alguien se pondrá a cantar villancicos como si tuviera 5 años. Y lo peor es que todos le haremos los coros.

Felicidad, felicidad, al brindar les deseamos de ahora en más paz y amor en donde reine la amistad.

Darán las 12 menos cuarto y todo el mundo estará de los nervios, contando sus doce uvas y llenando sus copas con champagne para brindar después. Alguno dirá que cambiemos de canal para verlas con Fulanito o Menganito, pero me matendré firme y conseguiré que se vean en Telecinco.

Felicidad, felicidad, al rogar esperanza de cambiar, sin dejar al desaliento dominar. Y así triunfar.

Darán las 12, se equivocará alguien (siempre pasa), y la mayoría de nosotros le seguiremos como idiotas. Escupiremos las uvas que ya hemos metido en la boca al darnos cuenta de que lo que pensábamos que eran las campanadas eran los cuartos. Lo conseguiremos, pero acabaremos con la boca llena, y se verá el zumo de las uvas chorreando por las comisuras de nuestras bocas. Haremos cola en el baño para escupirlo todo lo más rápido posible para dejar paso al siguiente. Y al volver, habrá alguien buscando una rima obscena para felicitar el 2010. Nos reiremos, y brindaremos con Moët Chandon (parece que la crisis no afecta demasiado al que trae el champagne). Los más pequeños se irán a jugar a cualquier cosa, y los demás hablaremos de estupideces como cada año.

Y cuando veo ese mundo que vendrá nuevo, al fin llegará, de cenizas surgirá.

Más tarde algunos se marcharán, y otros esperarán pacientemente a la hora acordada con sus amigos. Al final, sólo los anfitriones quedan en la casa, recogiendo todo lo que el resto ha ensuciado. Y cuando por fin terminan, son ellos los que se marchan: también tienen que pasarlo bien.

Es el tiempo pasado, y en los años que vendrán ¿quién podrá predecir qué depara el porvenir? ¿Qué nos falta por vivir?

Lo pasaremos bien, de eso estoy segura. Lo tenemos todo para ser felices, y una comida familiar con Moët Chandon no puede acabar mal. No lo permitiré.

Felicidad, de ABBA.

Si mañana consigo levantarme, contaré qué tal ha ido todo.
Por el momento...  ¡¡FELIZ 2010!!

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