He vuelto a casa por Navidad, como el buen turrón. Ha costado lo suyo que los desaprensivos miembros de Iberia comprendiesen que me gusta ver el mensaje del Rey acompañada de los míos, pero tras seis horas de espera han entrado en razón y nos han "dejado" embarcar.
Sé que no tienes ni la menor intención de verme, y no te buscaré como hacía antes. Me he cansado de parecer patéticamente colgada.
Mi reloj de arena dijo se acabó.